viernes, 17 de octubre de 2008

Me miro al espejo y digo...



Mi vieja me dio a luz en el 87. ¡Sí, damas y caballeros! el mismo año en que se estrenó la serie de TV “Mc Gyver”, que capo ese tipo. Por qué no decir también - aunque no presumo por la coincidencia - que en la misma fecha que nací, pero de 1923, el explorador británico Howard Carter encontró la tumba del Faraón Tutankamon.

Hablando de mi nacimiento, la verdad que me fastidio mucho cuando llega mi cumpleaños. No se por qué pero me pone de mal humor el hecho de pensar que tengo que organizar algo, como si fuera obligación invitar familiares y amigos y recibirlos en casa, en un bar o donde sea. O tal vez esa bronca sea porque ya pasada la niñez muy pocas veces recibí regalos, cosa que me convierte en un materialista, aunque estoy casi convencido que no lo soy.

Soy joven pero no desencajaría en generaciones pasadas. Soy lo que se podría llamar un verdadero “renegon”, me vivo quejando pero no porque soy un gran infeliz, sino porque - aunque suene raro - creo que me gusta hacerlo, ya forma parte de mí y por ahora creo que parece no molestarme. Me gusta tener amigos pero tengo pocos, contados con los dedos de un pie. La mayoría de ellos son algunos primos hermanos, los únicos amigos que conservo de la infancia. Soy poco sociable y en algunos caso muy serio. Observo mucho a la persona que recién conozco, lo único que me importa es que sea buena gente; eso sí, la mayoría de las veces esa otra persona tiene que “romper el hielo” para que yo entre en confianza. Una vez que pasa eso, la timidez y la seriedad las dejo de lado. Me convierto en alguien con quien el otro puede cagarse de risa, soy un buen conversador y creo que un buen amigo o compañero, eso último no lo afirmaré.

Estoy hecho de una rígida estructura. Vivo llenándome de presiones tratando de que las cosas me salgan bien. Carezco de espontaneidad y eso a veces me resulta aburrido. Organizo demasiado mi vida y cuando algo que pensé hacer de determinada manera, sale de otra, ahí nomás me irrito. Soy un tipo muy tranquilo y, por lo contario, soy de enojarme muy fácilmente, cosa que – no sé porque – sale a la luz con la gente que más quiero, casi siempre son mi familia y, si tengo, mi novia. Me gustaría irme a vivir solo y poder independizarme definitivamente, aunque nadie me quita el miedo al “¿qué será de mí en el futuro?”. En muchas cosas soy bastante negativo. Cuando me pasan cosas buenas no sé valorarlas o quizá las valoro poco, y cuando me pasan cosas malas me angustio y me cuesta salir adelante.

Voy a la facultad y tengo un trabajo más o menos estable. En los estudios me estoy quedando bastante, las cosas no me están saliendo como me gustaría. Pero en la laburo estoy más que contento. Ahí aprendo de todo y de toda la gente que me acompaña, que está tan loca como yo o todavía más. De chico siempre me seducía la idea de volar. Una vez en uno de mis sueños, montado en un viejo haragan (ese producto de limpieza con el que se corre el agua) volé a la luna desde el patio de la casa de mi abuela. Pero mi pasión siempre fue el fútbol.

Casi nunca voy a bailar, no sé si me cansé de eso o si llegó la hora de admitir que estoy arruinado por mi alma vieja. Me gusta juntarme con mis amigos, tomar algo y cagarme risa. Fumo (cigarrillos) pero tampoco me zarpo, 10 por día aunque - de a poco - la cantidad va en aumento. Me gusta el fútbol pero lo práctico poco. Soy hincha de Boca. Puedo pasar varias horas echado en la cama mirando partidos o programas deportivos en la TV. Soy muy vago, vivo cansado, ya que no duermo más de 5 horas por día. No me gustan las modas, creo ser bastante tradicional. Me molesta que los vicios sean perjudiciales. No soporto la injusticia, la mentira y la falsedad de la gente. Me parece inhumano el fanatismo, sobre todo el político, ideológico y religioso. Amé a una sola mujer. Nunca me imagine que enamorarme me podría hacer tan feliz y, a la vez, causar un dolor enorme cuando la relación no pasa su mejor momento.

Soy pésimo contando chistes. Siempre que me cuentan uno trato de poner la máxima atención, me planteo una especie de desafío: “esta vez tenés que acordarte, no podes ser tan gil”. Pero no pasa eso, me los olvido o - peor aún - me los acuerdo por parte y los termino contando para la mierda. Hace poco comencé a ir al gimnasio para ver si mi estado físico mejoraba. A pesar de que me dio regulares resultados y la panza cervecera está disminuyendo, encontré la mágica motivación que lucha con mi vagancia y permite que siga yendo al gimnasio: el jugo Citric que venden en el kiosco de al lado, que a mi modesto entender es el más rico de los jugos Citric que probé de todos los kioscos en los compré alguna vez.

Me gustaría llegar a viejo, repasar mi vida y poder morirme tranquilo al darme cuenta que todo lo que hice fue consecuencia de mis ganas y deseos.


¡Qué más da!..Soy Benkó


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Che, che, che, cómo es eso de que la gente que labura con vos está loca? Y yo?
Sil

Anónimo dijo...

Bueno...Mr. Benkó...que le puedo decir??...nunca mejor eleccion de palabras pues lo describen tal cual es...

Olvidó decir que ademas de un alma vieja...su cabeza nevada esta dando señales del paso del tiempo...o quizas mas bien de lo gruñon que puede llegar a ser...situacion que a usted le resvala como jabon en mano...

No quedandome mas nada por decir...y sin intenciones de abusar de este espacio, me retiro...

Saludos

Anónimo dijo...

El mismo anonimo de recien...

Aqui vino volando la "B" de RESBALA!... jaja
:(

Anónimo dijo...

Dios mio! sos capricorniano? pueden pasar dos cosas: o sos capricorniano, o todos somos mas parecidos de lo que pensamos.
Me encanta la gente que se indaga a si misma y ensima se atreve a contar cuales son sus trapitos sucios, ojala todos tuvieramos el mismo coraje jiji, yo aun no me atrevo.
Brindo por tu sinceridad!
Es encantadora! Saludos!
Ceci
Ceci.

Anónimo dijo...

que verga esto